Época: Renacimiento Español
Inicio: Año 1500
Fin: Año 1599

Antecedente:
Arquitectura y urbanismo

(C) José María Quesada



Comentario

La decisión de la duquesa de Sesa de controlar directamente las obras que se realizaban la llevó a trasladarse a un lugar cercano al monasterio, situado en el extrarradio urbano. Esta decisión será acompañada por otros nobles, que van a crear el embrión de lo que se denomina barrio de la Duquesa, atento a un plan ortogonal de rasgos renacentistas y, a su vez, van a convertir el claustro principal del monasterio de San Jerónimo en lugar de enterramientos nobiliarios (los de Francisco Bobadilla, Díaz Sánchez Dávila, Ponce de León, Rivera, etcétera).
En lo referente a la arquitectura asistencial, el Hospital Real va a ser un ejemplo claro dentro de la cultura del Quinientos, de lo que significa el mantenimiento de estructuras góticas. El Hospital como apéndice ideológico del nuevo Estado Absoluto, buscará en modelos extraños a su propio suelo las fórmulas aptas de representación de la monarquía. Y las encuentra en el programa de dotación ciudadana iniciado por Francesco Sforza en Milán. Efectivamente, el Ospedale Maggiore de Filarete se instituye como culminación y modelo perfecto, que será exportable y que encontrará eco incluso en construcciones ajenas funcionalmente a la intención asistencial que le ve nacer.

No obstante, los primeros programas decorativos en alzados y cubiertas responderán al léxico gótico; prueba de ello es la magnífica bóveda rebajada de nervios situada en el crucero bajo. Posteriormente asistimos a un cambio de estética, que se concretará al final de la segunda década del siglo. A partir de 1521 se inicia una nueva etapa dirigida por Juan García de Pradas -para la parte de cantería- y Juan de Plasencia -para las obras de carpintería-. En 1526 el emperador Carlos ordena el inicio de la vida hospitalaria, apareciendo a partir de este momento dos mundos paralelos, el de los enfermos, con sus problemas y necesidades, y la obligada presencia de canteros, albañiles y carpinteros que durante largos años deberán ocuparse de finalizar la construcción del edificio.

La nueva etapa supone el triunfo absoluto de la arquitectura renacentista. Esta entrará de la mano de Silóe que, aunque no participa directamente, dejará su cuño a través de sus discípulos. Así, el patio de los Mármoles es realizado por Martín de Bolívar y la cúpula del crucero del piso superior, aprobada por el propio Silóe, es obra de Melchor de Arroyo. Se desconoce, por lo demás, el tracista y realizador del único patio que llegó a terminarse completamente, el de la Capilla, en 1536. Este espacio mantiene una estrecha relación con los desarrollos de la arquitectura civil granadina determinados por Silóe, por su estructura de dos pisos con arquerías de medio punto, pero su sistema de proporciones y el repertorio ornamental difieren del paradigma siloesco. En efecto, el tracista es un conocedor del diseño clasicista, pero la ejecución se muestra vinculada a tradiciones protorrenaoentistas, con resabios góticos, por ejemplo, la deficiente labra de los capiteles o la epigrafía gótica (Concepción Félez).